Términos o denominaciones q podríamos relacionar de inmediato con el pasado, desafortunadamente no son así, ya que hoy en día siguen vigentes en nuestro país, al igual que en la mayoría de los países "tercermundistas."
Quizás con diferentes actores o de diferentes maneras pero con la misma crueldad y un mismo patrón, la violencia.
Tal es el caso de los miles de talleres textiles clandestinos que podemos encontrar ubicados, la gran mayoría, en barrios humildes y asentamientos populares de Capital Federal y gran Buenos Aires, donde hombres mujeres y hasta niños son victimas de sus propias necesidades, teniendo que formar parte de un circuito ilegal que pareciera no tener fin.
La precarización laboral ha multiplicado el trabajo forzado y el infantil en todo el mundo. Y la Argentina no permanece exenta a ello.
Según cifras brindadas por el Centro Demostrativo de Indumentaria existen más de 5000 talleres textiles clandestinos en CABA y gran Bs.As.
En barrios como Flores, Once, Mataderos, Quilmes, Ciudad Evita, entre otros, podemos encontrar miles de personas trabajando en condición de servidumbre.
La gran mayoría son inmigrantes de países limítrofes, principalmente de Bolivia.
Algunos hasta de manera ilegal e indocumentada, dejan su país natal en busca de un bienestar para ellos y su familia. Teniendo que aceptar condiciones de trabajo alienantes y condiciones de hacinamiento deliberadamente precarias, inhumanas seria la definición mas acertada; trabajando y viviendo en un mismo espacio o ambiente, con jornadas de trabajo superiores a 14 hs, en lugares donde la cocina, el baño, el dormitorio y el taller son un mismo lugar, conviviendo entre si familias enteras.
Todo esto por menos de 2 pesos que es lo que cobran por prenda terminada, siempre y cuando no posea ninguna falla o no sea secuestrada en algún allanamiento por la policía.
Hay casos donde los dueños de los talleres le retienen los documentos de sus "empleados" para que estos no se fueran de los mismos, utilizando la violencia en situaciones extremas. En los peores casos los mantienen cautivos.
Todo esto toma relevancia tras el trágico incendio desatado en Marzo de 2006 en un taller clandestino del barrio de Flores, provocando la muerte de seis personas.
Este hecho deja en evidencia una nueva forma de "esclavitud", que fue aumentando hasta el día de hoy donde podemos encontrar más de 30.000 personas en estas condiciones, y pone bajo sospecha el accionar de la industria textil, sector que desde comienzos de los 2000 ha registrado un crecimiento estrepitoso.
De estos talleres es de donde salen las marcas mas conocidas del mercado, casi en su totalidad falsificaciones. (NIKE – ADIDAS - KSK – LACOSTE – POLO – LEVIS – etc.)
Estas marcas, que luego serán vendidas en los mas diversos comercios, ya sea en ferias de barrio o en los locales de los shopping, y a una gran variedad de precios que ronda de los 70 hasta los 400 o mas por cada prenda.
La industria paga tan poco en el mercado negro, que el costo de mano de obra no supera el 3% del precio de venta en las grandes tiendas.
Si nos centramos en el análisis frió de las cifras, tendríamos que ubicar al costurero rectista u overlockista, (como se los denomina dependiendo de la tarea que realice) como un simple eslabón en la cadena de elaboración y comercialización del producto; comercialización de la que obviamente se encuentran al margen.
En cuanto a los números concretos, hablamos de salarios netos que no superan los $400 o $500.
Afortunadamente hace ya un par de años fueron apareciendo ONG y Cooperativas dispuestas a combatir el trabajo esclavo con el fin de brindarle una solución a estos hechos, creando puestos de trabajo dignos para las personas que se encontraban en estas condiciones. Tal es el caso de la Cooperativa La Alameda que emplea a más de 120 personas que pudieron salir del circuito clandestino; allí reciben un salario que ronda los 1600 pesos mensuales por 8 horas diarias, casi el doble de lo que cobraban cuando eran reducidos a servidumbre junto a su familia.
A pesar de estas iniciativas, lo lamentable es este círculo delictivo y vicioso, que parece no tener solución en lo inmediato, ya que todos nosotros como en un rebaño vamos tras el consumo que nos imponemos sin importar lo que se cruce en nuestro camino. Sin detenernos a pensar por nosotros mismos, muchas veces actuamos en pos a lo que el mercado nos tenga preparado, ya sea el ultimo par de zapatillas de NIKE, el ultimo teléfono celular de NOKIA, o hasta el ultimo menú de Mc`Donalds.
Toda esta vorágine, esta meticulosamente analizado y hasta desarrollado en universidades, el marketing, con su único fin, nos entrega cada vez más a los brazos del CONSUMISMO.
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